Nube de Monte

Historias de las cuencas Grijalva-Usumacinta

Laguna El Cacahuate, en Tenosique, a orillas del río San Pedro. El pequeño manglar está en la orilla del fondo, en mitad de la imagen. Foto: Francisco Cubas

Contemplando la laguna El Cacahuate en el río San Pedro

Este pequeño cuerpo de agua en Tenosique tiene el manglar más alejado del mar que existe en México

Por: Francisco Cubas/ 22 de abril de 2022

Las fotografías aéreas pueden ofrecernos un contexto que se nos escapa desde el nivel del suelo. En mi primera visita a la laguna El Cacahuate, el uso del dron me permitió observar un espectáculo único en el mundo, la vista de un manglar a orillas de los cerros de Tenosique, a 170 km en línea recta de la costa más cercana (a 480 km de distancia por el curso del río) y a más de 40 metros sobre el nivel del mar.

Para entender lo extraordinario de este paisaje hay que recordar que en todo el mundo los mangles, árboles famosos por los muchos servicios que prestan al animal humano, viven exclusivamente en las lagunas y esteros de agua salada en las costas.

¿Cómo entonces llegaron estas poblaciones de mangle rojo (Rhizophora mangle) al río San Pedro? Eso es la pregunta que a finales del año pasado contestó una investigación en la que participó el especialista de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, Manuel Burelo, sobre la que publicamos en Nube de Monte un amplio artículo que puedes leer dando click aquí.

Mangle rojo (Rhizophora mangle) en el área de la laguna El Cacahuate. Foto: Francisco Cubas

La respuesta corta es que todo parece indicar que estos mangles llegaron aquí hace unos 100 mil años, cuando el mar subió de nivel cubriendo lo que hoy es la Llanura Costera del Golfo Sur, y la playa llegó hasta lo que hoy es el río San Pedro.

En medio, la laguna El Cacahuate. Al fondo los cerros de Tenosique y hasta la derecha el cauce del río San Pedro. Foto: Francisco Cubas. Para ir a un mapa da click aquí.

Estas fotos aéreas miran hacia el suroeste. Detrás de esos cerros sin nombre en el municipio de Tenosique, cuya altura sobre el nivel del mar varía entre 250 y 300 metros, está Guatemala. En la selva del Petén el San Pedro tiene un cauce de más de 150 km. Se sabe que también hay mangles allá, pero no se han estudiado, y los testimonios indican que a lo largo del río son pequeñitos, igual que aquí, donde apenas llegan a dos o tres metros de altura, salvo en esta laguna, donde alcanzan los 6 metros (muy lejos de los 30 o 40 que alcanzan en la costa).

Los cerros al fondo de la foto son formaciones de caliza y arenisca que surgieron hace unos 50 millones de años. Y hace unos dos millones de años se depositaron los sedimentos que constituyen el lecho del río San Pedro y de la laguna. Los cerros y el cauce del río son pequeñas cuñas entre la enorme plataforma de piedra caliza (karst) que constituye la Península de Yucatán, y que tiene aquí uno de sus límites.

Mapa que muestra los diferentes estratos geológicos de la cuenca del río San Pedro en México. La laguna está ubicada en la esquina inferior derecha de este mapa, que puede consultarse en alta resolución en el INEGI.

Es impresionante pensar en las inmensas fuerzas tectónicas que siguen modelando este planeta en escalas de tiempo que nos resulta tan duro imaginar.

Laura Miss, vecina de la laguna El Cacahuate, fue nuestra guía en su cayuco. Foto: Francisco Cubas

En una escala de tiempo más humana, podemos ver en estas fotos el resultado del Plan Balancán-Tenosique. Aplicado en los 70s, el proyecto que primero fue agrícola y después ganadero provocó que 200 mil hectáreas de selva se transformaran en potreros y cultivos de temporal en tan sólo una década.

La deforestación continúa sobre la orilla noreste de la laguna. Imagen tomada el 13 de abril de 2022. Foto: Francisco Cubas

Este manglar ha sobrevivido hasta el día de hoy porque el terreno que lo rodea es tan fangoso que no permite la ganadería ni la agricultura. Casi todo lo que es tierra firme ha sido deforestado, y continúa deforestándose.

Desde el aire la laguna y su manglar se perciben como pequeñas joyas, sobrevivientes frágiles a la destrucción generalizada de un ecosistema único en el mundo.


Agradecimiento especial al investigador Carlos Manuel Burelo Ramos, por su invitación a visitar la laguna.


Para saber más:

Los mangles que aprendieron a vivir lejos del mar.


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