
Las mariposas monarca de las que nadie habla
En las cuencas Grijalva-Usumacinta habitan mariposas monarca que no migran a Canadá o Estados Unidos, pero muy pocas personas saben de su existencia
Por: Francisco Cubas/ 21 de septiembre 2023
Esta es una de tantas historias que ilustran muy bien todo lo que ignoramos sobre la fauna y la flora que habitan en nuestros territorios.
Si le preguntáramos a los habitantes de Villahermosa o Tuxtla Gutiérrez, las dos grandes capitales de las cuencas Grijalva-Usumacinta, sobre la mariposa monarca, probablemente casi todos nos contestarían que es un insecto que hace una gran migración por toda Norteamérica para pasar el invierno en los bosques de oyamel en Michoacán.
Muy pocos sabrían decir que también habita en estos territorios del sureste de México durante todo el año, a pesar de que la monarca (Danaus plexippus) es uno de los insectos más carismáticos y conocidos del mundo, tanto por la belleza de su colorida apariencia como por la increíble historia del viaje de más de 4 mil kilómetros que realiza anualmente.
Todas las personas interesadas en la vida silvestre se habrán topado alguna vez con ellas en un documental o incluso algún anuncio de cerveza. Sin embargo, no es la única mariposa que migra. De las 20 mil especies de mariposas descritas por la ciencia se han hallado 600 que lo hacen. Tampoco es la que realiza el recorrido más largo, ese título corresponde a la especie Vanessa cardui, la mariposa más extendida en todo el mundo.
La migración de diferentes seres como las aves, los peces, los insectos, los crustáceos, los anfibios, los reptiles y los mamíferos es sin duda uno de los fenómenos que más ha despertado el asombro y la curiosidad humana desde que se tiene memoria.
Por más que hemos aplicado todos nuestros recursos a estudiar el tema, no hemos logrado entender por completo los diferentes mecanismos que usan las especies para guiarse en este ancho mundo. Tenemos montones de evidencias parciales y montones de teorías que aún no logran ofrecer una explicación exhaustiva, y constantemente se descartan o se afinan viejas explicaciones, como el uso del campo magnético de la tierra, y se investigan nuevas. Así avanzan las ciencias, a base de prueba y error.
El hecho de que seres tan pequeños y aparentemente frágiles como las mariposas puedan recorrer miles de kilómetros es tan difícil de creer que durante la mayor parte de la historia de la humanidad nadie parece haberse dado cuenta de ello.

Un siglo para entender su migración
Es hasta la segunda mitad del siglo XIX, en la época victoriana, cuando el interés por la vida silvestre propició los primeros reportes de incontables grupos de monarcas volando sobre las ciudades del noreste de Estados Unidos durante el otoño. Diversos espectadores entre los años 1885 y 1896 escribieron que el cielo se volvía casi negro por los enjambres de mariposas.
Varios biólogos sugirieron que esas grandes concentraciones eran parte de una migración. Pero nadie hubiera soñado que volaran tan lejos. Ya en el siglo XX, la naturalista estadounidense Jennie Brooks fue la primera en proponer que viajaban hasta México.
El biólogo canadiense Fred Urquhart dedicó su vida a resolver el misterio. En 1937 desarrolló un sistema de pequeñas etiquetas para marcar a las mariposas e intentar ubicar su destino. Junto a su esposa Norah inició uno de los primeros programas de ciencia ciudadana, uniendo a 3 mil voluntarios por todo el país. Las personas que encontraban una monarca con etiqueta se la enviaban por correo.
Urquhart registraba en un mapa las líneas que unían los puntos entre el lugar en que se había marcado la mariposa y el lugar donde se había recuperado. La mayoría de las líneas se dirigían a Texas, pero allí no existía ningún lugar donde las monarcas se congregaran.

En 1975, un par de voluntarios que trabajaban para Urquhart, el naturalista amateur Ken Brugger y su esposa mexicana Catalina Aguado, siguieron el rastro de los avistamientos recorriendo las montañas de Michoacán en motocicleta, preguntaron a los habitantes de los pueblos y llegaron al sitio de hibernación de millones de mariposas.
Pero faltaba aún demostrar que las mariposas de las montañas de Michoacán eran las mismas que habían salido de viaje desde Canadá y Estados Unidos. La idea de que el cerebro de un insecto pudiera orientarse de manera tan exacta a través de miles de kilómetros hasta un lugar donde nunca había estado era una afirmación extraordinaria, y requería de una evidencia extraordinaria para ser probada.
Urquhart, que ya tenía 64 años, viajó a Michoacán para ver a sus amadas mariposas con sus propios ojos. Mientras descansaba de la subida a la cumbre, una rama se cayó de un árbol, por el peso de las miles de mariposas que estaban sobre ella. Y en ese momento descubrió justo frente a él a una monarca con una de las etiquetas de su proyecto. Es una historia tan increíble que parece ficción, pero junto a él estaba un equipo de National Geographic que lo había acompañado para documentar el viaje, y que sirvieron como testigos de esa escena de película.
Es necesario aclarar que ni Urquhart, ni Brugger, ni Aguado “descubrieron” los santuarios de la monarca en México. No se puede descubrir lo que los habitantes de las montañas de Michoacán habían conocido durante milenios. El gran mérito de esa investigación fue unir ambos puntos y comprobar lo que nadie podía creer, que las monarcas recorren volando toda Norteamérica.
Al año siguiente, en 1976, esa historia fue la portada de la revista National Geographic, y desde entonces la mariposa monarca ha sido una estrella del cine y la televisión. Pero su fama no ha bastado para protegerlas, sus poblaciones han ido disminuyendo constantemente, y el área que ocupan en las montañas de Michoacán también. En Estados Unidos las afectan principalmente los agroquímicos y en México la deforestación, aunque un estudio realizado en 2019 calculó una mortalidad anual de 200 mil ejemplares tan sólo en dos puntos carreteros en Coahuila y Nuevo León, de forma que los autos también son un factor de mortandad en algunas partes de la ruta.
Mariposa cosmopolita
Una consecuencia de la gran fama que tiene la migración es que para millones de personas la mariposa monarca estará siempre asociada exclusivamente a los bosques de oyameles en Michoacán y a sus sitios de cría en Canadá y Estados Unidos, y sin embargo, esta especie habita también en Centroamérica, el Caribe y el norte de Sudamérica. Y aún más allá, se ha extendido hasta Europa, África y Oceanía (se suponía que ayudada por humanos, pero estudios genéticos han encontrado que probablemente hayan llegado a esos lugares hace 2 o 3 mil años). En la gran mayoría de esos lugares la monarca no migra.

Hasta hace muy poco se creía que la gran migración de Norteamérica estaba dividida en dos: a) las mariposas que partían desde el este de las Montañas Rocallosas en Canadá y Estados Unidos hasta México (90% de la población de Norteamérica) y b) las que partían desde el oeste de las Rocallosas y pasaban el invierno en California (10% de la población).

Sin embargo, apenas hace unas semanas, en julio, se publicó una investigación que propone la existencia de una tercera ruta migratoria, vía Florida, Cuba, Yucatán, Guatemala y Venezuela. A pesar de ser uno de los insectos más estudiados del mundo, la monarca todavía guarda muchos secretos.
La generación especial
Uno de los más interesantes es la transformación que sufre para poder migrar. Normalmente una mariposa monarca vive alrededor de un mes en su forma final (recordemos que en su proceso de metamorfosis pasa por cuatro etapas principales en su vida: huevo, oruga, crisálida y mariposa adulta o imago).
Pero las mariposas que nacen en Canadá y Estados Unidos en otoño sufren cambios de forma y color en sus alas, y aún más importante, sufren un cambio en sus hormonas juveniles que les impiden madurar y reproducirse. Estos cambios les permiten vivir entre 8 y 9 meses. Es decir, los mismos individuos que inician el viaje en otoño sobreviven el invierno y emprenden el viaje de regreso en primavera, al llegar al sur de Estados Unidos la generación matusalen muere y nacen tres o cuatro generaciones que viven sólo un mes pero siguen viajando de regreso hacia el norte, a donde llegan en verano, luego llega el otoño y empieza de nuevo el ciclo.
¿Cómo se disparan estos cambios tan importantes en el cuerpo de las monarcas? Parece lógico que se trata de una combinación entre estímulos externos (cambios en el ángulo del sol, en las horas de luz, en la temperatura, etc) y el código genético de las monarcas, pero realmente no tenemos idea del mecanismo exacto que la hace posible.
La desigualdad de norte a sur
Lo cual nos lleva de vuelta al principio de este artículo. Cuando uno investiga en la web sobre la mariposa monarca la cantidad de recursos a disposición del público en inglés es al menos 100 veces superior a lo disponible en castellano. En inglés uno puede encontrar y descargar manuales y guías para identificación y marcado, juegos para niños, guías para sembrar plantas que les favorezcan e incluso puede encontrar toda la información adaptada a la región donde vive.
La cantidad de proyectos de investigación y de ciencia ciudadana también es abrumadoramente superior en Estados Unidos, donde existen redes de voluntarios que realizan conteos todos los años en múltiples estados de ese país.

Esto es consecuencia de la desigualdad económica entre ambos países, pero también de políticas públicas deficientes y de la indiferencia ciudadana ante la biodiversidad de su territorio, producto también de la escasa y deficiente educación ambiental. El promedio del gasto en investigación y desarrollo de los países miembros de la OCDE, a la que México pertenece, es de 2.9% del PIB; nuestro país nunca ha llegado siquiera al .5% y actualmente está en .3%.
En las cuencas Grijalva-Usumacinta, en los estados de Tabasco y Chiapas, no se ha producido hasta ahora ningún estudio sobre la población local, no migratoria, de mariposas monarca.
En los escasos dos años que llevo observando mariposas me la he encontrado en dos ocasiones en la ciudad de Villahermosa, a orillas del río Tabasco (también conocido como Grijalva). En la plataforma Naturalista se han registrado apenas cinco avistamientos en Tabasco y unos 20 o 30 en Chiapas, muchos de ellos en San Cristóbal (llama la atención uno en el borde de la selva lacandona, en Frontera Corozal).
¿Y cómo sabemos que esas mariposas observadas no son ejemplares migratorios perdidos? Porque las fechas de casi todas esas observaciones no corresponden a la época del año en que se realiza la migración, y también porque se han encontrado sus orugas, cosa que no ocurre en Michoacán, donde no crían. Pero quién sabe, tal vez si algún día se hace una investigación podríamos encontrar alguna sorpresa.
¿Qué relación genética tienen la población o las poblaciones de estas cuencas con las que llegan a Michoacán, o con la nueva ruta descubierta que pasa por Yucatán? Según un estudio genómico de 101 ejemplares de todo el mundo en 2015, la especie surgió entre México y Centroamérica, de donde se fue difundiendo hacia el resto de su actual territorio.
¿Qué tan numerosa es la población de mariposas monarca en Tabasco y Chiapas? Por las observaciones esporádicas parece ser escasa, ¿cómo ha logrado mantenerse presente hasta ahora? ¿Las está afectando el cambio climático?
Las poblaciones de mariposas y de insectos están disminuyendo drásticamente en todas las partes del mundo en las que se han hecho estudios poblacionales (ya hemos hablado de esto en otros artículos de Nube de Monte) ¿Cómo están afectando a las monarcas de esta zona la deforestación, el cambio de uso de suelo y los agroquímicos?
Ligada al algodoncillo
No sabemos nada sobre ellas. Lo único que sabemos es que si queremos ayudar a las monarcas de esta región, además de evitar el uso de agroquímicos y la deforestación, debemos darle espacio a la planta sin la cual no puede reproducirse: el algodoncillo. Este género de plantas (Asclepias) tiene 200 especies registradas en tres continentes. La oruga de la mariposa monarca sólo se alimenta de ellas. En Estados Unidos, la erradicación de estas plantas por el uso del glifosato en la agricultura es una de las causas que han dañado severamente a estas mariposas.
La especie más común de algodoncillo en las cuencas Grijalva-Usumacinta es la Asclepias curassavica, una pequeña hierba con una flor también pequeña, pero muy vistosa.

La relación de estas mariposas con estas las plantas va mucho más allá de la alimentación. El látex que producen contiene un tipo de esteroide que en dosis fuertes puede provocar un paro cardíaco. Por ello los romanos las usaban para elaborar veneno. Al consumir la asclepia, la oruga se vuelve venenosa, y la mariposa final también. El llamativo color naranja rojizo de las monarcas es una advertencia para las aves y otros animales, es una señal que dice: “veneno, no comer”.
A los humanos siempre nos ha cautivado la belleza de esta especie, pero su importancia va mucho mas allá de su apariencia. Al igual que otros insectos, realiza una función muy importante en la polinización de más de 100 especies de plantas. Hay que recordar siempre que más allá de lo carismática que pueda resultarnos una especie lo más importante es la inmensa y compleja red de vida de la que forma parte.

La colonización perdura
Hay muchísima más información sobre este animal tan especial de la que podemos compartir aquí, y el objetivo de éste y todos los artículos de Nube de Monte es servir como puerta de entrada a los temas. Nuestra misión estará cumplida si a partir de ahora ves de una manera diferente a la monarca, y buscas conocer más de ella por tu cuenta (también ofrecemos siempre al final de cada artículo links con fuentes científicas para quienes quieran profundizar aún más en ello).
La educación ambiental en México y en muchos otros países depende en gran medida de documentales y productos de comunicación que son elaborados en el llamado Norte Global: Canadá, Estados Unidos, Europa, Australia, Nueva Zelanda, Japón. Por ello muchas veces estamos más familiarizados con las llanuras del Serengueti, con los alces y con los osos polares que con la fauna y la flora que nos rodea, y que no sale en las películas o las revistas internacionales.
Por eso no sabemos que en el sureste de México viven mariposas monarcas todo el año.
Necesitamos abrir los ojos y observar las maravillas que nos rodean en nuestras regiones, incluso en las ciudades, porque nunca podremos valorar y conservar lo que ni siquiera conocemos. Y necesitamos exigir que se destinen recursos significativos para la educación ambiental de las nuevas generaciones. Tal vez de esa manera haya lugar para la esperanza.
Para saber más:
Principales fuentes de información para el público sobre la mariposa monarca en México:
Algunas de las fuentes para el público disponibles en inglés:
Algunos de los estudios científicos más recientes:
The genetics of monarch butterfly migration and warning coloration (2015)
Migration in butterflies: a global overview (2021)
Exploring the Role of Cognition in the Annual Fall Migration of the Monarch Butterfly (2021)
Mortality of Monarch Butterflies (Danaus plexippus) at Two Highway Crossing “Hotspots” During Autumn Migration in Northeast Mexico (2019)
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