Reporte de un posible robo de polen entre dos abejas nativas

Una abeja Nannotrigona perilampoides le quita el polen a otra sobre una flor de dormilona.
Dos abejas de la especie Nannotrigona perilampoides se encuentran sobre una flor de dormilona (Mimosa pigra) en Villahermosa. Febrero de 2025. Foto: Francisco Cubas

Reporte de un posible robo de polen entre dos abejas nativas

Una breve reflexión sobre lo mucho que desconocemos del comportamiento de las abejas, y el de los seres con los que compartimos el planeta

Por: Francisco Cubas/ 12 de febrero 2025

¿Pelean las diferentes especies de abejas por las flores? En mi limitada experiencia, es más fácil ver a dos abejas de la misma especie pelearse por una flor, que pelearse con otras especies. En ciertas temporadas, en ciertos lugares, las flores pueden ser un recurso escaso, por el que compiten los individuos de varias especies.

A veces hay mucho tráfico en las flores.

A veces los problemas de espacio se resuelven compartiendo, he visto y fotografiado a abejas de distintas especies y también de la misma especie, sobre una sola flor. Otras veces el simple toque de una abeja a otra hace que una de ellas se retire.

Abeja verde del género Augochlora y abeja de la especie Halictus ligatus, compartiendo una flor de hierba del toro (Tridax procumbens). 2023. Foto: Francisco Cubas
En esta serie de tres fotografías, una abeja de la especie Halictus ligatus, sobre una flor de hierba del toro (Tridax procumbens) rechaza con un movimiento de sus patas a una abeja del género Augochlora. 2023. Fotos: Francisco Cubas

En pocas ocasiones, estos pleitos se resuelven en una especie de lucha libre, donde las contrincantes se entrelazan y giran cuerpo a cuerpo, no sé si con la intención de dañar seriamente a la otra, aunque nunca he visto un enfrentamiento mortal.

En las dos fotografías de arriba, dos abejas del género Augochlora luchan sobre una flor de botoncillo (Sphagneticola trilobata). 2023. Fotos: Francisco Cubas

También he visto a alguna abeja nativa llegar desde el aire, levantar por el tórax a otra abeja que recolectaba polen desprevenidamente sobre la flor, y tirarla al vacío.

En esta serie de tres fotos una abeja del género Augochlora quita a otra de una flor de hierba del toro (Tridax procumbens). 2023. Fotos: Francisco Cubas

Había visto también a dos individuos de la especie Nannotrigona perilampoides pelearse por un estambre de una flor de zapote de agua (Pachira aquatica), a pesar de que había decenas de estambres libres a su disposición.

Al dar click en el vídeo irás al momento justo en el que dos abejas de la especie Nannotrigona perilampoides pelean por un estambre de flor de zapote de agua (Pachira aquatica).

Pero hasta esta semana nunca había visto a una abeja de la especie Nannotrigona perilampoides robarle el polen a otra. Como tú sabes, esta especie pertenece al grupo de las llamadas abejas sin aguijón (tribu meliponini), de las cuales, hasta el momento de escribir este texto, se han identificado más de 45 especies en México (ya hemos escrito un artículo completo sobre la especie, aquí en Nube de Monte).

A su vez, las abejas sin aguijón pertenecen a un grupo más grande: el de las abejas que tienen corbícula. Ésta es una adaptación en las patas traseras de las abejas, donde se forma una especie de canasta, con la que pueden acomodar y transportar de manera más eficiente el polen.

El encuentro

Vamos ahora al robo que me tocó presenciar. Mientras observaba unas flores de dormilona (Mimosa pigra) a orillas del río Tabasco (también llamado Grijalva), en Villahermosa. Detecté, en una flor que estaba a unos dos metros de distancia, una forma oscura que correspondía a la de una Nannotrigona perilampoides, y en ese momento vi que aterrizó otra en la misma flor, pero no al lado, ni cerca, sino al parecer sobre el abdomen de la primera, que no salió volando ni luchó, sino se quedó quieta.

Me acerqué lo más rápido que pude para fotografiarlas, y aunque no con la calidad deseada, logré captar como la abeja recién llegada usaba sus mandíbulas para quitarle el polen de la corbícula a la primera abeja. Pude ver después, al revisar las fotos, que la recién llegada tenía sus corbículas casi vacías, por lo que probablemente acababa de empezar su viaje de recolección (actividad llamada pecoreo o forrajeo entre los especialistas).

En las tres fotografías superiores, puede verse a dos abejas de la especie Nannotrigona perilampoides sobre una flor de dormilona (Mimosa pigra). La de la izquierda le quita el polen de la corbícula (en la pata trasera) a la de la derecha. La otra abeja no pareció oponer resistencia, ni huir. Febrero de 2025. Fotos: Francisco Cubas
Terminado el encuentro, la abeja que había llegado primero a la flor, y que tenía más polen acumulado, se fue, sus corbículas pueden verse arriba a la izquierda. Febrero de 2025. Foto: Francisco Cubas

¿Sería casualidad que la segunda abeja cayera justo sobre la primera, en medio de una flor que era al menos diez veces más grande que ellas dos, con multitud de estambres llenos de polen para ambas; o habría intencionalidad en ello? ¿Se trataría de dos abejas de la misma colmena, o de dos colmenas diferentes? ¿Por qué la primer abeja no se fue cuando llego la otra, por qué no luchó? Según los registros de mi cámara, el encuentro duró entre 30 y 40 segundos (calculando el tiempo que tardé en acercarme a la flor). ¿Será que la primera abeja no opuso resistencia porque reconoció a una compañera de colmena? ¿Sería este un ejemplo de cooperación y no de robo?

Realicé una búsqueda entre la literatura científica, y al parecer este comportamiento no se ha reportado antes en esta especie. Sin embargo, es un gran error asumir que lo que no está registrado en la literatura científica no ha ocurrido, o no ha sido registrado por otras personas, ajenas al aparato académico. Entre los grandes pendientes de las ciencias biológicas actuales está la escasez de tiempo y recursos dedicados a la observación de campo.

Lo que sí encontré fue un estudio realizado en la Península de Yucatán entre 2015 y 2016, en el que se observó el comportamiento de 11 especies de abejas al competir por miel. El experimento no refleja las condiciones de la vida silvestre, pero permite darnos una idea. Y resultó que dos tercios de las interacciones agresivas entre abejas ocurrieron entre miembros de la misma especie. Es decir, algo similar a lo que he podido observar en Tabasco y el norte de Chiapas.

La sensación que me dejó este breve encuentro es la misma que he experimentado tantas veces al observar la vida silvestre: la del asombro ante el número de cosas que ignoramos.

Hay más cosas en el cielo y la tierra…

Tomé estas fotos en los días en que las redes sociales en muchos países hicieron un gran eco a la noticia de la hembra de pez abisal (Melanocetus johnsonii) que fue fotografiada y filmada muy cerca de la superficie en las aguas de Tenerife, España. Este animal normalmente habita entre los 500 y los 4,000 metros de profundidad. Su cuerpo está adaptado para soportar la inmensa presión del agua, y sus pequeños ojos para la oscuridad casi absoluta. Fuera de su hábitat, murió a las pocas horas, dejándonos el misterio del motivo que lo impulsó a abandonar las grandes profundidades. Es un símbolo de lo mucho que ignoramos sobre los seres que habitan el océano. De lo mucho que ignoramos, en general, de los seres que nos acompañan en nuestro planeta.

En las notas de prensa se hizo mucho énfasis en señalar que es la primera vez que se observa a este pez en la superficie. Pero si consideramos la inmensidad de los mares, y la ínfima cantidad de observadores humanos, y la limitada cantidad de horas que pueden dedicar a la observación, nos daremos cuenta de que en realidad es muy posible que esto ocurra frecuentemente, allí donde no hay nadie para verlo.

Según algunas estimaciones, aún falta por explorar el 80% del océano. Se estima que hay entre 700,000 y un millón de especies marinas (excluyendo los microorganismos, que deben ser millones) y apenas se ha registrado de manera científica un tercio de ellas (cada año se registran unas 2,000 nuevas).

En tierra las cosas no son tan diferentes. Según el reporte 2023 del Real Jardín Botánico de Kew, se estima que existen 2.5 millones de especies de hongos, pero el 90% de ellas aún no ha sido descrito. Desde el 2020 hasta finales de 2023 se habían descrito 18,800 especies de plantas y hongos nuevas para las ciencias, sin embargo, a ese ritmo, le llevaría a los científicos entre 750 y 1,000 años para terminar de describir a todos los hongos. Por otro lado, se estima que 3 de cada 4 especies de plantas aún no descritas están en peligro de extinción, es decir, que desaparecerían antes de ser registradas científicamente.

En el caso de los insectos, se han descrito unas 900 mil especies, pero las estimaciones para el número total en el planeta van desde 2 millones hasta 30 millones. Se estima que existen unos 10,000,000,000,000,000,000 individuos vivos actualmente. ¿Cuánto podemos saber realmente sobre sus diferentes comportamientos? En años recientes, en experimentos de laboratorio, se ha obtenido un gran número de evidencias sobre la inteligencia de la abeja europea (Apis mellifera) y los abejorros (género Bombus), que pueden soñar, aprender unas de otras, y jugar con pelotas, entre otras muchas cosas. Es lógico suponer que muchas otras de las 20,000 especies de abejas que existen comparten estas capacidades mentales.

Cuando se habla de todas las especies que faltan por describir, es importante recordar que describir y registrar son apenas el primer paso para el conocimiento a fondo de todas las características de una especie (comportamiento, interacciones, ciclos de vida, etc.). Sabemos en realidad muy poco sobre los seres que nos acompañan en este planeta, el único hasta ahora en el que sabemos que hay vida, lo cual debería llenarnos de humildad, sobre todo a aquellos que se llaman a sí mismos “expertos”.

Lo que sabemos con certeza, es que la ambición de la élite que lidera a la humanidad, y el descuido o la indiferencia del resto, están causando la extinción acelerada de nuestros compañeros de viaje.

Habría que abrir los ojos, para absorber toda esa fugaz belleza que se precipita a su fin. Como en aquellos versos de Luis Cernuda:

Antes que la sombra caiga,
aprende cómo es la dicha
ante los espinos blancos
y rojos en flor. Vé. Mira.

Para saber más:

Have native Hymenoptera or Africanized bees become aggressive foragers due to resource competition?

Misterioso pez de las profundidades es avistado en la superficie

How much of the ocean has been explored?

State of the World’s Plants and Fungi

Numbers of insects.

Los espinos, poema de Luis Cernuda publicado en Como quien espera el alba, 1941-1944.


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